Alberto Jiménez's Reviews > Rey blanco

Que hay cosas que son como son y no son de otra manera, hostias.

Sé que muchos otros que hayan hecho reseñas sobre este libro no escogerían esta frase para comenzar. Son gente más intelectual que yo. Pero a mí me define el libro: sencillo y directo. Y está bien que sea así.
 
Última entrega de la trilogía de la Reina Roja. Pentalogía si incluimos El paciente y Cicatriz. Acción trepidante de principio a fin. Es una obra que se puede (¿se debe?) leer del tiron. Una obra magistral de cabo a rabo se podría decir.
 
Creo que lo importante queda cerrado y bien atado con este final. ¿Se podría continuar? Claro que sí. El dueto Antonia - Jon tiene cuerda para rato. Pero lo que era la trama principal queda bien cerrada.
 
Una de las cosas que funcionan a las mil maravillas es lo bien documentado que está. Desde los aspectos forenses hasta la arquitectura madrileña. Todos esos pequeños detalles se agradecen mucho. Le da mucha verosimilitud a lo que vamos leyendo y, por qué no, aprendemos algo nuevo. Aunque sea una palabra en un idioma de la otra punta del mundo y que nunca vamos a utilizar.
 
Alguna amiga me ha dicho lo de la repetición. Sus frases y la estructura que se va repitiendo, creo que es algo que funciona. Si bien, algunas veces es cierto que nos deja un punto de "que sí, pesao, que no está gordo".
 
Una pequeñita cosa (es una estupidez, lo sé) que me chirrió:
Se mantiene en pie a base de buena voluntad, Marlboro Light y bolsas de Conguitos de la máquina que hay en recepción.

Ligera decepción con Mr. White al final. Uno se espera un final algo más elaborado. Y me refiero en cuanto a las motivaciones del malvado principal. Necesitaba (yo, como lector) algo más complejo, a la altura de los giros inesperados que hemos ido teniendo a lo largo del libro.
Y yo digo: ¡¿Cómo?! ¿Una agencia secreta con máquina expendedora? ¿Y el reponedor es también un policía de la agencia? Porque si no...
Lo que decía, una tontería que no resta nada a un libro fabuloso.