Fernando's Reviews > La muerte de Iván Illich
La muerte de Iván Illich
by
by
”El significado de la vida está en que se detiene.” - Franz Kafka
Pocos libros resultan ser tan contundentes como esta obra de arte que escribió Tolstói en 1886, puesto que no puede ser calificada de otra manera. Escritores, filósofos, artistas plásticos y músicos, entre otros, sólo tienen palabras de admiración ante esta pequeña pero gran novela. Yo siempre sostengo que una novela no necesita tener mil páginas para transformarse en una joya literaria y este es un caso que lo demuestra con creces. En poco más de cien páginas Tolstói nos deja un legado, una enseñanza y un modo de mirar o de intentar comprender a la muerte, si es que existe algún método para ello.
Este inmenso autor ruso venía elaborando la novela un año antes, inspirándose en el caso de un hombre real para terminarla y regalársela a su esposa el día en que ella cumplía años. En cierto modo, algunos aspectos de lo que le sucede a Iván Illich también concuerda con la vida personal de Tolstói que también tuvo cortocircuitos con su esposa durante su matrimonio (otro momento álgido el la relación fue durante la publicación de otra de sus famosas novelas, me refiero a "La sonata a Kreutzer") y también se relaciona con su propia muerte, dado que él también confesaba que la muerte lo atemorizaba. Tolstói fue encontrado muerto en el banco de espera de una estación de tren luego de una larga caminata.
"La muerte de Iván Illich" no es una novela exclusivamente sobre la muerte, sino casualmente sobre la vida de este funcionario, escrita en retrospectiva y poblada de anécdotas y reflexiones tanto del mismo Iván Illich como también de sus familiares, amigos y compañeros de trabajo.
En cierto modo, es también una crítica a la ambición (de sus colegas en el Juzgado), cuestiona las relaciones humanas (su esposa y su hija) y expone su punto de vista sobre la ciencia y la religión (sus doctores y el sacerdote).
Todo parece conspirar contra la débil salud de este hombre, pero es también su propia mente la que también contribuye al derrumbe y en ese proceso de enfermedad el personaje comienza a comprender algo que a veces nos confunde: el creer que la muerte está lejos, que uno es joven y que no hace falta preocuparse, si total, uno se encuentra bien de salud...
Es a partir de que se empeora cuando sabe cuán mortal es el ser humano. Se llama Iván, que en ruso es uno de los hombres más comunes (significa Juan) y el mismo Tolstói lo aclara con sus propias palabras: "Una descripción de la simple muerte de un hombre simple, realizada por él mismo".
Ese Iván es un hombre simple y en el fondo ese Iván somos todos los hombres simples que este planeta para un día emigrar hacia otro estado. Siendo redundante, la muerte es así de simple.
Durante la lectura de las últimas páginas, no pude dejar de conmoverme por el relato de los últimos días de Iván Illich.
Confieso que yo también le tuve siempre temor a la muerte y la forma en la que Tolstói relata los dolores y sufrimientos de los últimos días de Iván Illich me remite directamente a los de mis padres, a quienes perdí en poco más de cinco meses entre ambas muertes.
Leía, levantaba la cabeza y veía a mi padre sufriendo terriblemente por no poder respirar y a mi madre en su agonía de tres días. Uno quiere ayudar, quiere lograr que ese enfermo se sienta mejor, pero en el fondo sabe que todo es inútil y en vano.
Todos, como dice Tolstói se dan cuenta que el destino es inevitable y que Ella nos espera con su infinita paciencia y nos alcanza. Nos lleva.
En el caso de Iván Illich todo el proceso, desde la declarAción de los síntomas hasta el inevitable final, además de la retrospectiva que tanto autor como personaje llevan adelante, es ocupado por la muerte como tema dominante. Iván Illich, ante la lozanía de su esposa y la jovialidad y juventud de su hija reflexiona: "Sí. ¿Para qué engañarme? ¿Acaso no es evidente para todos, excepto para mí, que me estoy muriendo y que la cuestión pasa sólo por la cantidad de semanas, de días...? Puede ser ahora. Había luz, y ahora tinieblas. Yo estaba acá, y ahora estoy yendo hacia allá. ¿Hacia dónde?"
Dijo una vez Agatha Christie: "La muerte es el único asesino perfecto."
Funciona como el preciso mecanismo de un reloj.
Inexorablemente avanza y nos abraza.
Pocos libros resultan ser tan contundentes como esta obra de arte que escribió Tolstói en 1886, puesto que no puede ser calificada de otra manera. Escritores, filósofos, artistas plásticos y músicos, entre otros, sólo tienen palabras de admiración ante esta pequeña pero gran novela. Yo siempre sostengo que una novela no necesita tener mil páginas para transformarse en una joya literaria y este es un caso que lo demuestra con creces. En poco más de cien páginas Tolstói nos deja un legado, una enseñanza y un modo de mirar o de intentar comprender a la muerte, si es que existe algún método para ello.
Este inmenso autor ruso venía elaborando la novela un año antes, inspirándose en el caso de un hombre real para terminarla y regalársela a su esposa el día en que ella cumplía años. En cierto modo, algunos aspectos de lo que le sucede a Iván Illich también concuerda con la vida personal de Tolstói que también tuvo cortocircuitos con su esposa durante su matrimonio (otro momento álgido el la relación fue durante la publicación de otra de sus famosas novelas, me refiero a "La sonata a Kreutzer") y también se relaciona con su propia muerte, dado que él también confesaba que la muerte lo atemorizaba. Tolstói fue encontrado muerto en el banco de espera de una estación de tren luego de una larga caminata.
"La muerte de Iván Illich" no es una novela exclusivamente sobre la muerte, sino casualmente sobre la vida de este funcionario, escrita en retrospectiva y poblada de anécdotas y reflexiones tanto del mismo Iván Illich como también de sus familiares, amigos y compañeros de trabajo.
En cierto modo, es también una crítica a la ambición (de sus colegas en el Juzgado), cuestiona las relaciones humanas (su esposa y su hija) y expone su punto de vista sobre la ciencia y la religión (sus doctores y el sacerdote).
Todo parece conspirar contra la débil salud de este hombre, pero es también su propia mente la que también contribuye al derrumbe y en ese proceso de enfermedad el personaje comienza a comprender algo que a veces nos confunde: el creer que la muerte está lejos, que uno es joven y que no hace falta preocuparse, si total, uno se encuentra bien de salud...
Es a partir de que se empeora cuando sabe cuán mortal es el ser humano. Se llama Iván, que en ruso es uno de los hombres más comunes (significa Juan) y el mismo Tolstói lo aclara con sus propias palabras: "Una descripción de la simple muerte de un hombre simple, realizada por él mismo".
Ese Iván es un hombre simple y en el fondo ese Iván somos todos los hombres simples que este planeta para un día emigrar hacia otro estado. Siendo redundante, la muerte es así de simple.
Durante la lectura de las últimas páginas, no pude dejar de conmoverme por el relato de los últimos días de Iván Illich.
Confieso que yo también le tuve siempre temor a la muerte y la forma en la que Tolstói relata los dolores y sufrimientos de los últimos días de Iván Illich me remite directamente a los de mis padres, a quienes perdí en poco más de cinco meses entre ambas muertes.
Leía, levantaba la cabeza y veía a mi padre sufriendo terriblemente por no poder respirar y a mi madre en su agonía de tres días. Uno quiere ayudar, quiere lograr que ese enfermo se sienta mejor, pero en el fondo sabe que todo es inútil y en vano.
Todos, como dice Tolstói se dan cuenta que el destino es inevitable y que Ella nos espera con su infinita paciencia y nos alcanza. Nos lleva.
En el caso de Iván Illich todo el proceso, desde la declarAción de los síntomas hasta el inevitable final, además de la retrospectiva que tanto autor como personaje llevan adelante, es ocupado por la muerte como tema dominante. Iván Illich, ante la lozanía de su esposa y la jovialidad y juventud de su hija reflexiona: "Sí. ¿Para qué engañarme? ¿Acaso no es evidente para todos, excepto para mí, que me estoy muriendo y que la cuestión pasa sólo por la cantidad de semanas, de días...? Puede ser ahora. Había luz, y ahora tinieblas. Yo estaba acá, y ahora estoy yendo hacia allá. ¿Hacia dónde?"
Dijo una vez Agatha Christie: "La muerte es el único asesino perfecto."
Funciona como el preciso mecanismo de un reloj.
Inexorablemente avanza y nos abraza.
Sign into Goodreads to see if any of your friends have read
La muerte de Iván Illich.
Sign In »
Reading Progress
Comments Showing 1-9 of 9 (9 new)
date
newest »
message 1:
by
Jan
(new)
-
rated it 4 stars
Feb 14, 2017 05:50AM
Powerful review
reply
|
flag
Fernando, genial la reseña.
Nunca olvidarè los ùltimos pasajes de esta novela en donde el protagonista se siente atrapado en el pasadizo que lo conducirà hacia su final. Es increìble la atmòsfera asfixiante que logra crear Tolstoy, es como si uno estuviera ahì experimentando eso con Ivan.
Nunca olvidarè los ùltimos pasajes de esta novela en donde el protagonista se siente atrapado en el pasadizo que lo conducirà hacia su final. Es increìble la atmòsfera asfixiante que logra crear Tolstoy, es como si uno estuviera ahì experimentando eso con Ivan.
I thought I had read this, long ago (I certainly have a copy), but reading your review, it sounds more complex in structure and deeper in philosophy than I thought. Thanks for pointing me to it.
Excelente reseña Fernando, como siempre. En esta ocasión quería preguntarte por el traductor. Es recomendable su trabajo?
Thomas wrote: "Excelente reseña Fernando, como siempre. En esta ocasión quería preguntarte por el traductor. Es recomendable su trabajo?"
¡Hola Thomas! Muchas gracias. El traductor de mi edición de Editorial Losada es Fulvio Franchi y es excelente. Mismo caso para otro gran traductor que es Alejandro Ariel González quien ganara un premio en Moscú por la traducción de "El doble" de Dostoievski para Eterna Cadencia.
En Colihue traduce Omar Lobos, profesor en lenguas eslavas.
Estos tres tienen algo en común: traducen directamente del ruso y no desde traducciones inglesas o francesas de las novelas.
¡Hola Thomas! Muchas gracias. El traductor de mi edición de Editorial Losada es Fulvio Franchi y es excelente. Mismo caso para otro gran traductor que es Alejandro Ariel González quien ganara un premio en Moscú por la traducción de "El doble" de Dostoievski para Eterna Cadencia.
En Colihue traduce Omar Lobos, profesor en lenguas eslavas.
Estos tres tienen algo en común: traducen directamente del ruso y no desde traducciones inglesas o francesas de las novelas.