Yo seré la última: Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado Islámico
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Nuestra fe reside en nuestros actos. Acogemos a los extraños en nuestros hogares, damos dinero y comida a aquellos que no los tienen y velamos el cuerpo de un ser querido antes del funeral. Incluso ser buen estudiante o amable con tu cónyuge es un acto equiparable a la oración. Las cosas que nos mantienen vivos y permiten a los pobres ayudar a los demás, como el sencillo pan, son sagradas.
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sabaya (sabiyya en singular), para referirse a las jóvenes que compraban y vendían como esclavas sexuales. Era parte de su plan para nosotras, inspirado en una interpretación del Corán que hacía tiempo había sido prohibida por las comunidades musulmanas de todo el mundo. El EI redactó esa interpretación en fatuas y panfletos que había hecho oficiales antes de atacar Sinyar. Las chicas yazidíes eran consideradas infieles y, según la interpretación del Corán de los militantes, violar a una esclava no es pecado.